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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Ruta costera de los Miradores en Muros del Nalón



   La costa asturiana nos ofrece innumerables lugares llenos de encanto, placidez, historia y, en ocasiones, …misterio. Playas y acantilados, con una naturaleza viva que parece adornar los paisajes costeros, sendas y “caminos que transcurren como agua inmovilizada convirtiendo en cercanía todo lo aparentemente lejano y alejando en silencio aquello que aún permanece en lo más hondo de los recuerdos humanos, confundiendo la historia y la nostalgia”.


   La Senda costera de los Miradores está especialmente recomendada para los que disfrutan contemplando paisajes de costa, para los enamorados de nuestra región que saben apreciar el especial contraste que ofrecen nuestros árboles y plantas con un fondo de mar donde continuamente se mezclan sonidos, olores e inolvidables vistas; y para los que quieren plasmar sus recuerdos a través de imágenes asomándose a los cuidados y evocadores miradores de la Ruta, privilegiados lugares de observación para contemplar algunas de las hermosas vistas de la costa cantábrica. 



   En un día despejado, poder contemplar el ocaso o el amanecer desde estas románticas atalayas, supone un recuerdo inolvidable y un privilegiado regalo que la propia naturaleza te ofrece.


   Es un trayecto de unos 5 km (ida) que une la playa de Aguilar de Muros del Nalón con el mirador de la Ermita del Espíritu Santo, en las cercanías de San Esteban de Pravia.



   El recorrido es muy ameno a través de un cuidado y amplio sendero rodeado de abundante vegetación, especialmente castaños y eucaliptos, con varias fuentes, áreas de descanso con mesas y bancos para poder sentarse, refugios para la lluvia, puentes de madera, papeleras, ….. 



   Es un auténtico placer pasear por este pequeño tramo costero, “todos los enfoques de la vista tienen cobijo en sus recodos y trazos, todos los pies tienen acomodo en su lecho, las brisas y los vientos nos traen especiales olores y sonidos acercándonos al mar que nos acompaña, asomando en ocasiones su fuerza y bravura”.



   A la Senda se puede acceder desde diversos lugares, pudiendo dejar el coche en puntos diferentes. Si queremos hacer la ruta completa el punto de partida suele ser la playa de Aguilar, donde podemos encontrar un amplio aparcamiento. 



   Antes de iniciar el cómodo ascenso a través de rampas empedradas y escaleras, es recomendable contemplar el recorrido en el primero de los mapas informativos del trayecto. Estamos junto a la playa de Xilo o Veneiro, con un mirador del mismo nombre.




   Como ya quedó expuesto, la ruta es ascendente hasta la estrecha entrada que accede al Castro del Campón. Después, la senda prosigue, con apenas desnivel, hasta llegar a la primera zona de descanso junto a Las Llanas, donde a escasos metros se encuentra el Mirador de los Glayos. 



   Continuando, se atraviesa un pequeño puente de madera y se sigue el recorrido hasta el Mirador de la Atalaya. En el tramo final divisamos la Ermita del Espiritu Santo, que da nombre al último mirador de esta atractiva ruta. En una hora y media (ida) podemos llevar a cabo este itinerario.


   Esta puede ser una propuesta, con más o menos dificultad, para personas de todas las edades, para caminantes experimentados que pueden bajar a través de unas empinadas escaleras desde el mirador de la Ermita hasta San Esteban de Pravia, y acercarse hasta la misma desembocadura del río Nalón; también para románticos y amantes de la poesía donde pueden leer un poema de Alfonso Camín, en una placa ubicada junto al mirador de la Atalaya,  "Yo nací en una cumbre cercana del cielo donde ruge el valiente mar de Cantabria, donde van a galope de las galernas, con la cruz de Pelayo, vientos de España". Una ocasión perfecta para perderse o encontrarse a sí mismo, caminar con amigos, en familia, solo o en pareja.
   Hay quien dice que desde estos miradores podemos divisar cormoranes, delfines, …. lo que hace unos años podían ser calderones, rorcuales o una ballena franca. Hace 4 ó 5 siglos las ballenas eran bastante numerosas en las proximidades de las costas del Cantábrico y desde los puertos asturianos salían embarcaciones a la pesca de la ballena. Pero estos cetáceos desparecieron en el siglo XIX.



   Desde el mirador del Espiritu Santo se divisa la desembocadura del río Nalón, la playa de Quebrantos y el playón de Bayas, una vista panorámica con encanto, en otra época eran espacios guardados, pasos vigilados, movimientos controlados desde lugares ocultos.
Si decides continuar y descender por las empinadas escaleras que te conducen hasta el espigón donde el Nalón se entrega al mar, puedes aprovechar el momento y dar un sugerente paseo por San Esteban de Pravia, mostrándote su histórico, artístico e industrial pasado; para recordar lo no vivido en carnes propias.


   En los comienzos del siglo XX San Esteban tuvo una época de esplendor comercial, convirtiéndose en el más importante puerto carbonero del Cantábrico, debido a la conexión ferroviaria con la cuenca minera asturiana, después de la etapa de los “chalaneros” del siglo XIX. Coincidiendo en este período, con una emergente colonia de artistas, notables pintores y escritores que identificaban al lugar con la propia inspiración para sus trabajos y creaciones.







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