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martes, 17 de enero de 2017

Castillo de San Martín – Soto del Barco



   Un poco antes de la desembocadura del río Nalón entre San Esteban de Pravia y San Juan de la Arena, en la margen derecha, en una acentuada y distinguida esquina, en plena ría, localizamos el Castillo de San Martín, en el concejo de Soto del Barco.


   Ubicado en una privilegiada atalaya, formando una pequeña península, ofrece una singular y hermosa estampa por la relación y el contraste con el paisaje que lo circunda. En la conocida rotonda de Soto del Barco, si seguimos el indicador de La Arena apreciaremos su silueta a la izquierda antes de un kilómetro.



   A primera vista llama la atención el alto muro de mampostería rematado en la parte superior con almenas simétricas, que rodea los terrenos del Castillo, formando una sólida y consistente fortaleza. A su lado se extiende el pequeño pueblo que tiene el mismo nombre de este cuidado fortín.



   Como suele ocurrir en muchos lugares de la región asturiana, no está totalmente claro el origen de este emplazamiento fortificado, aunque todo parece indicar la existencia en este sitio de un asentamiento desde épocas remotas, aprovechado posteriormente por los romanos.



   El castillo de San Martín fue utilizado y reconstruido en diversas ocasiones a lo largo de la historia, especialmente por su situación estratégica y dominante, para poder controlar y vigilar la entrada a través de la ría y como defensa guerrera ante posibles incursiones desde el mar de tropas enemigas.



   Inicialmente el castillo debió ser construido durante el reinado de Alfonso III, sobre los cimientos o ruinas existentes en aquella época, aunque algunos historiadores lo sitúan en tiempos del rey Silo cuando la Corte Real se instaló en Pravia. El emplazamiento era el más indicado para la defensa contra las invasiones normandas. Estamos situados en el siglo VIII-IX.


   Tal como se puede leer en los paneles informativos que se encuentran en las proximidades del Castillo, por aquí discurría la ruta costera del Camino de Santiago hacia los embarcaderos de la Barquera y los existentes en el barrio de El Rial, para salvar el Nalón. Ahora se sigue hasta Soto del Barco para posteriormente cruzar el puente en dirección a Muros del Nalón.



  Este itinerario fue muy utilizado durante la época medieval.  “La travesía en barca del Nalón, cuando ésta era posible, representaba siempre un viaje lento y peligroso para hombres y caballos, que llenaría de pavor los impresionables corazones de los peregrinos.”


   En la actualidad, dentro de la zona amurallada observamos una torre de tres pisos con planta cuadrada, sin cubierta y rematada en 16 almenas. Se trata de una propiedad privada por lo que no es posible visitar el interior, aunque sabemos que en épocas pasadas existían otras edificaciones, como una plaza de armas y una capilla dedicada a San Martín.



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