A pocos kilómetros de Oviedo se encuentra Bueño o Gueñu, en el concejo de Ribera de Arriba, una aldea asturiana que se ha dado a conocer por la cantidad y conservación de sus hórreos y paneras, y sobre todo después de ser declarado Pueblo Ejemplar de Asturias 2012.
“Ha sabido sobreponer su condición rural y su cultura tradicional a la presión de su entorno industrial y urbano gracias al esfuerzo compartido, la perseverancia y a la iniciativa de todos los vecinos”, éste es el texto que se puede leer en la placa que se encuentra en la llamativa escultura de acero como Homenaje al Hórreo Asturiano, ubicada a la entrada del pueblo, la cual representa la silueta de un pegollu y su muela.
Ciertamente llama la atención que en esta amplia vega de la Ribera, rodeada de algunos montes, con el paso del tiempo los vecinos hayan sido capaces de mantener este museo etnográfico al aire libre a pesar de la cercanía y consiguiente influencia de la central térmica.
En el “Paseo de los hórreos de Bueño”, una caminata muy amena por esta pequeña aldea siguiendo las recomendaciones del panel informativo, queda claro que hórreos y paneras representan una parte importante de su propia identidad rural. “Mires donde mires siempre vas a estar viendo hórreos”, “lleno de recovecos con corazón de madera de castaño”. Ciertamente Bueño o Gueñu es una de las mayores concentraciones de hórreos de nuestra región.
El hórreo asturiano es un habitáculo aéreo de madera que sirve de granero, almacén, y a veces de dormitorio; que está aislado o elevado sobre unos pilares de madera o piedra que finalizan en unas planchas llamadas muelas o tornarratos, impidiendo que roedores y otros animales puedan acceder a la cámara.
No se dispone de una documentación clara y precisa sobre el origen y evolución del hórreo asturiano y de otros lugares. Graneros localizados en países bastante alejados guardan un gran parecido con los nuestros. En Europa existieron edificaciones muy similares en los países escandinavos, en los Balcanes, Islas Británicas, ……… lugares con un climatología y orografía bastante similares a la que tenemos en la cornisa cantábrica.
El hórreo asturiano adquiere su estructura actual entre los siglos XIV y XV, en el entorno de Villaviciosa, extendiéndose por el resto de la región durante los siglos siguientes. Existen algunas características propias y diferenciadoras entre el hórreo asturiano y el de otros graneros aéreos de otras partes de Europa: su planta cuadrada, cubrición del techo a cuatro aguas y su cierre lateral mediante colondres o grandes tablas verticales.
En Bueño, el más antiguo, levantado en el centro del pueblo, dicen que fue construido en el siglo XVI. El roble y el castaño son las maderas predominantes en estos graneros tan simbólicos que encontramos por las estrechas calles alrededor de la fuente y el lavadero.
Casi todos los hórreos y paneras de esta popular aldea están en buen uso, y algunos conservan antiguos grabados en la madera de las puertas y colondres.
Al pasear por les caleyes del lugar me vienen a la mente algunas expresiones que describen con entusiasmo este placentero rincón de la geografía asturiana, atrapado además entre lo rural y lo industrial, “orientado hacia el sur, soleyeru como pocos, donde una huertina tienla todo el mundo”, “donde en cada esquina nace una invitación a quedar y disfrutar”.
Entre sus habitantes algunos mantienen esos recuerdos, historias, leyendas y vivencias que representan el auténtico espíritu de Asturias, desde hace años arrinconado pero mantenido y alimentado con ilusión en muchas aldeas.
Un buen consejo es empezar la visita en el Centro de Interpretación del Horreo, que se localiza en la carretera de entrada, donde se pueden conocer muchos aspectos y curiosidades sobre la historia, costumbres, tradiciones y otras muchas cosas relacionadas con la arquitectura popular de Asturias. La entrada es gratuita.
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