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jueves, 15 de marzo de 2012

Amanita Muscaria


   El valle que circunda la ladera Norte del Monte Naranco, bordeando en ocasiones el río Nora, ofrece al caminante una amplia variedad de paisajes, bosques, pequeños pueblos y sendas, alguna de ellas señaladas en postes a pie de camino, que merecen la pena visitar y conocer.
   La sinuosa y estrecha carretera que sale de Cayés, cruza el río Nora en un estrecho puente, atraviesa los pueblos de Villapérez y Quintana, y termina en Lladines; te ofrece diversas alternativas para hacer senderismo, recorrer diminutos y encantadores pueblos y observar el paisaje, con todo tipo de especies de árboles y plantas.


   Al llegar al pueblo de Folgueras me desvié a la derecha subiendo a través de una pronunciada pendiente hasta llegar al enclave de Los Carriles, perfectamente señalizado. Allí tuve la suerte de encontrar varios ejemplares de Amanita Muscaria, una de esas maravillas que ocasionalmente puedes encontrar en nuestra rica naturaleza.
   Este llamativo hongo ha sido el más utilizado a lo largo de la historia por diversos motivos y en diferentes culturas. Debido a su extraordinaria belleza, aparece dibujado en muchos cuentos infantiles o pintado en cuadros de distinta temática.


   Suele ser un protagonista excepcional y habitual en libros de gnomos, duendes de los bosques, elfos o criaturas similares; todos ellos viven en bosques y dentro de unos hongos muy vistosos de color rojo. Estos personajes pueden ser al mismo tiempo seres bondadosos o malvados, sin lugar a dudas las propiedades alucinatorias y los cambios de comportamiento que puede originar la Amanita Muscaria se reflejan claramente en estos personajes.


   Es una especie muy común y conocida en las zonas húmedas de nuestra región asturiana, la podemos apreciar en muchos lugares, especialmente en bosques de coníferas y zonas frondosas de suelos ácidos. Aparece de finales de verano a finales de otoño.


   Tiene compuestos tóxicos que producen trastornos gastrointestinales intensos. Los supuestos efectos alucinógenos son muy variables según el terreno y variedad de la Amanita Muscaria que se recolecte y vienen acompañados de vómitos y diarreas.
   Pero además de ser partícipe en cuentos y fantasías infantiles, la Amanita Muscaria no quiso ser ajena a historias y leyendas de todo tipo.


   Los Koryaks de Siberia tienen un mito muy especial: Gran Cuervo, héroe de esa cultura, capturó una ballena, pero se dio cuenta que no tenía la fuerza suficiente para levantar la bolsa con las provisiones que la ballena necesitaba para alimentarse. El Gran Cuervo invocó al dios de la Existencia, Vahiyinin, y este le dijo que fuese a un sitio donde encontraría unos espíritus llamados wapaq. Si el Gran Cuervo comía uno de estos espíritus wapaq, obtendría la fuerza necesaria para alzar la bolsa y ayudar a la ballena. El dios Vahiyinin escupió sobre la tierra y aparecieron unas pequeñas plantas de color blanco con sombreros rojos, sobre los cuales la saliva del dios se transformaba en lunares blancos. Estas plantas milagrosas eran los wapaq.


   Una vez que comió wapaq, Gran Cuervo pronto se sintió tan poderoso y alegre que fue capaz de alzar con facilidad la pesada bolsa de yerbas, y así la ballena pudo alimentarse y volver a su casa. Cuando Gran Cuervo vio el poder de los espíritus de los wapaq suplicó: “Oh wapaq, debéis crecer siempre en esta tierra”, y ordenó a su gente aprender todo aquello que wapaq podía enseñarles.


   Como todos, sin duda, hemos adivinado, el wapaq de la mitología koryak, el regalo de Vahiyinin, no es otro que la conocida Amanita Muscaria, nuestra espectacular seta de sombrero rojo y manchas blancas. Durante varios siglos, este hongo ha generado bastante incertidumbre en toda Europa, por una parte representaba el dominio de la magia y por otra la muerte a causa de un supuesto veneno fatal.


   En realidad, la Amanita Muscaria es más alucinógena que mortal, y durante miles de años estos hongos han sido consumidos por los chamanes de algunas tribus del norte euroasiático, especialmente en las zonas de los cazadores siberianos y de pastores de reno. Secaban los hongos al sol y se los comían, solos o en un extracto con agua, con leche de reno o con el jugo de varias plantas dulces. Estas tribus de Siberia no conocían otros intoxicantes hasta que los rusos introdujeron el alcohol.


   Tanto el rayo como el trueno han sido asociados en muchas culturas, desde la antigüedad, con los hongos, en especial con la Amanita Muscaria. Se han encontrado escritos que hacen referencia a su origen legendario y a su poder sagrado como “un hongo malo o diabólico”, para estas culturas la Amanita Muscaria no era un hongo como todos los demás, sino que estaba relacionado con lo sobrenatural.


   Los primeros pobladores de América vinieron de Asia, cruzando lentamente la región del estrecho de Bering. Los antropólogos han encontrado muchos rasgos culturales en América relacionados con las culturas asiáticas. Descubrimientos recientes han revelado vestigios de importancia mágico-religiosa que la Amanita ha conservado en las culturas norteamericanas. Hay datos indiscutibles acerca del uso de la Amanita como alucinógeno entre los dogrib athabascan, que viven en las montañas Mackenzie al noroeste de Canadá. Estos grupos indígenas utilizan la Amanita Muscaria como sacramento en sus prácticas chamánicas.


   Recientemente se ha descubierto que los indígenas ojibwa que habitan en las orillas del Lago Superior (Michigan) utilizan la Amanita Muscaria en sus rituales: el hongo desempeña el papel de un alucinógeno sagrado en una ceremonia tradicional que celebran cada año.


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