El valle que circunda la ladera Norte del Monte Naranco, bordeando en ocasiones el río Nora, ofrece al caminante una amplia variedad de paisajes, bosques, pequeños pueblos y sendas, alguna de ellas señaladas en postes a pie de camino, que merecen la pena visitar y conocer.
La sinuosa y estrecha carretera que
sale de Cayés, cruza el río Nora en un estrecho puente, atraviesa los pueblos
de Villapérez y Quintana, y termina en Lladines; te ofrece diversas
alternativas para hacer senderismo, recorrer diminutos y encantadores pueblos y
observar el paisaje, con todo tipo de especies de árboles y plantas.
Al llegar al pueblo de Folgueras me
desvié a la derecha subiendo a través de una pronunciada pendiente hasta llegar
al enclave de Los Carriles, perfectamente señalizado. Allí tuve la suerte de
encontrar varios ejemplares de Amanita Muscaria, una de esas maravillas que
ocasionalmente puedes encontrar en nuestra rica naturaleza.
Suele ser un protagonista excepcional
y habitual en libros de gnomos, duendes de los bosques, elfos o criaturas
similares; todos ellos viven en bosques y dentro de unos hongos muy vistosos de
color rojo. Estos personajes pueden ser al mismo tiempo seres bondadosos o
malvados, sin lugar a dudas las propiedades alucinatorias y los cambios de
comportamiento que puede originar la Amanita Muscaria se reflejan claramente en
estos personajes.
Es una especie muy común y conocida en
las zonas húmedas de nuestra región asturiana, la podemos apreciar en muchos
lugares, especialmente en bosques de coníferas y zonas frondosas de suelos
ácidos. Aparece de finales de verano a finales de otoño.
Tiene compuestos tóxicos que producen
trastornos gastrointestinales intensos. Los supuestos efectos alucinógenos son
muy variables según el terreno y variedad de la Amanita Muscaria que se
recolecte y vienen acompañados de vómitos y diarreas.
Los Koryaks de Siberia tienen un mito
muy especial: Gran Cuervo, héroe de esa cultura, capturó una ballena, pero se
dio cuenta que no tenía la fuerza suficiente para levantar la bolsa con las
provisiones que la ballena necesitaba para alimentarse. El Gran Cuervo invocó
al dios de la Existencia, Vahiyinin, y este le dijo que fuese a un sitio donde
encontraría unos espíritus llamados wapaq. Si el Gran Cuervo comía uno de estos
espíritus wapaq, obtendría la fuerza necesaria para alzar la bolsa y ayudar a
la ballena. El dios Vahiyinin escupió sobre la tierra y aparecieron unas
pequeñas plantas de color blanco con sombreros rojos, sobre los cuales la
saliva del dios se transformaba en lunares blancos. Estas plantas milagrosas
eran los wapaq.
Una vez que comió wapaq, Gran Cuervo
pronto se sintió tan poderoso y alegre que fue capaz de alzar con facilidad la
pesada bolsa de yerbas, y así la ballena pudo alimentarse y volver a su casa.
Cuando Gran Cuervo vio el poder de los espíritus de los wapaq suplicó: “Oh wapaq,
debéis crecer siempre en esta tierra”, y ordenó a su gente aprender todo
aquello que wapaq podía enseñarles.
Como todos, sin duda, hemos adivinado,
el wapaq de la mitología koryak, el regalo de Vahiyinin, no es otro que la
conocida Amanita Muscaria, nuestra espectacular seta de sombrero rojo y manchas
blancas. Durante varios siglos, este hongo ha generado bastante incertidumbre
en toda Europa, por una parte representaba el dominio de la magia y por otra la
muerte a causa de un supuesto veneno fatal.
En realidad, la Amanita Muscaria es
más alucinógena que mortal, y durante miles de años estos hongos han sido consumidos
por los chamanes de algunas tribus del norte euroasiático, especialmente en las
zonas de los cazadores siberianos y de pastores de reno. Secaban los hongos al
sol y se los comían, solos o en un extracto con agua, con leche de reno o con
el jugo de varias plantas dulces. Estas tribus de Siberia no conocían otros
intoxicantes hasta que los rusos introdujeron el alcohol.
Tanto el rayo como el trueno han sido asociados en muchas
culturas, desde la antigüedad, con los hongos, en especial con la Amanita
Muscaria. Se han encontrado escritos que hacen referencia a su origen
legendario y a su poder sagrado como “un hongo malo o diabólico”, para estas
culturas la Amanita Muscaria no era un hongo como todos los demás, sino que
estaba relacionado con lo sobrenatural.
Los primeros pobladores de América
vinieron de Asia, cruzando lentamente la región del estrecho de Bering. Los
antropólogos han encontrado muchos rasgos culturales en América relacionados
con las culturas asiáticas. Descubrimientos recientes han revelado vestigios de
importancia mágico-religiosa que la Amanita ha conservado en las culturas
norteamericanas. Hay datos indiscutibles acerca del uso de la Amanita como
alucinógeno entre los dogrib athabascan, que viven en las montañas Mackenzie al
noroeste de Canadá. Estos grupos indígenas utilizan la Amanita Muscaria como
sacramento en sus prácticas chamánicas.
Recientemente se ha descubierto que
los indígenas ojibwa que habitan en las orillas del Lago Superior (Michigan)
utilizan la Amanita Muscaria en sus rituales: el hongo desempeña el papel de un
alucinógeno sagrado en una ceremonia tradicional que celebran cada año.
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